domingo, 19 de enero de 2014

La Policía Municipal en el conflicto bélico del Pacifico

Mientras tanto, Bolivia había suscrito con Perú el 6 de febrero de 1873 en la ciudad de Lima, un pacto secreto denominado “Alianza Defensiva”, también conocido como el “Tratado Rivas Agüero – Benavente” cuyo eje central era la ayuda militar en la defensa de toda agresión externa que tuviera cualquiera de los países signatarios de la alianza.

Cinco años después que se firmara el tratado, el Gobierno de Bolivia regido por el General Hilarión Daza, decretó unilateralmente el alza en los gravámenes al salitre que se importaba, perjudicando a la industria nacional instalada en la zona norte del país. Al no ser acatado por el Gobierno Chileno este impuesto, por considerar que infringía el artículo 74 del contrato suscrito entre ambos estados en el año 1874, Bolivia propuso el remate de la mayor empresa chilena del rubro, la “Compañía de Salitre y Ferrocarril de Antofagasta”.

La subasta había sido fijada por las autoridades de Bolivia para el 14 de febrero del año 1879, recalando en ese día en la bahía de Antofagasta tres buques chilenos, los blindados Blanco Encalada y Almirante Cochranne y la Corbeta O’higgins. Una vez que la población se dio cuenta de la presencia de los navíos nacionales y ya avanzada la jornada, se dispersaron por el litoral, tomando posesión de los puertos de Tocopilla y Cobija el primero, en tanto que la última hizo lo similar en Mejillones. Al mismo tiempo, el acorazado Almirante Crochanne, desembarcó al mando del Coronel Emilio Sotomayor Baeza, una compañía del 1º de Línea y una compañía del Regimiento de Artillería de Marina, ocupando la ciudad de Antofagasta sin contratiempo, impidiendo a la vez, el remate de la oficina salitrera.  

Al día siguiente de haberse iniciado las campañas bélicas en el norte del País (5 de Abril de 1879), el Intendente de Valparaíso Egidio Altamirano puso a disposición del Ministerio del ramo, la Guardia Municipal compuesta por 300 hombres, conformando el Batallón Valparaíso que al mando del Coronel de Ejército Jacinto Niño (1825-1881), se unieron al Ejército en la movilización militar hacia la zona norte del País.

Lo propio hizo días después la Guardia Municipal de Santiago. Organizó con sus 500 efectivos policiales el Batallón Bulnes al mando del Teniente Coronel de Ejército José Echeverría y, al igual que su símil de Valparaíso, viajó al norte para integrarse a las tropas nacionales acantonadas en Antofagasta.

A este último, le cupo una brillante participación en las acciones castrenses. Estuvo en la ocupación de Calama, Arica, Pisagua y en la batalla de Dolores por nombrar algunas, sin embargo al no haber perdido su carácter esencialmente policial  durante las escaramuzas bélicas, al Batallón Bulnes le depararía una de las más meritorias acciones en la ocupación de Lima.

El corresponsal en campaña del diario “El Heraldo” Daniel Riquelme, así relató los acontecimientos: “Las familias habían huido de Lima, primero porque se daba por un hecho el asalto y fuego de nuestras tropas, y después cuando ya se tuvo la seguridad de la suspensión de las hostilidades, porque Lima sufrió la afrenta última que le faltaba en su desgracia: un levantamiento interno con horrores indecibles.

Los disparos de la batalla llegaron aquí como si hubieran entrado a Santiago, sin Dios ni ley. Robos, incendios, persecuciones, asesinatos en la calle pública, nada faltó al desborde de las mas bajas pasiones, que durante una noche, como oleada de cieno y fuego, corrió por toda la ciudad”

Como consecuencia de este requerimiento, el General Manuel Baquedano dispuso que el Batallón Bulnes dejara de ser una fuerza militar y recobrara su identidad policial entregándole la responsabilidad de recuperar y mantener el orden de la capital Peruana y sus alrededores. Al mismo tiempo, a su Comandante el Teniente Coronel José Echeverría Lazo lo invistió con el grado de Prefecto de Policía y lo designó Vocal del Tribunal Militar de Lima.

En el Álbum Grafico de la Policía de Santiago, Honorato y Urzúa nos reseñan esta experiencia: “A la sombra del pabellón del Bulnes, Lima recobró su tranquilidad: los habitantes volvieron a sus hogares; su honra y sus vidas quedaban garantidas y recobraron, en cuanto fue posible, sus bienes robados por sus propios conciudadanos.”.

Terminada la guerra del Pacífico el 20 de Noviembre de 1883 con la firma del Tratado de Ancón, el país experimentó sustanciales cambios geográficos, políticos y sociales. Se anexaron las provincias de Tarapacá y Antofagasta al territorio nacional, se incorporó definitivamente la zona de la Araucanía y los territorios al sur de la ciudad de Temuco, como es Valdivia y Osorno al territorio nacional (1884), se promulgaron la Ley de Registro Civil y del Matrimonio Civil, se suscribió un tratado de tregua con Bolivia y se construyó el ferrocarril en la Araucanía.


Notas:

1.- La fotografía corresponde al Comandante del Batallón Bulnes y posterior Comandante de la Policía de Santiago don José Echeverría.


                                                                              Extracto de mi Libro 

“Policías y Carabineros, la docencia a través de la historia”

   

   




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